CAPÍTULO XIX
Hemos dedicado los
cuatro últimos capítulos a la presentación de la mayor parte de dolencias, más
o menos graves, que pueden ser aliviadas o curadas aplicando la terapia
rosacruz. Pero debemos repetir una vez más que todos los tratamientos que hemos
puesto en su conocimiento no deben, en ningún caso, sustituir a la medicina. Si
una dolencia persiste, debe aconsejar siempre al paciente que se haga examinar
por un médico, a fin de saber exactamente cual es el origen de la misma. Si es
usted quien tiene problemas de salud, este consejo debe aplicárselo a sí mismo.
Tal como ya hemos indicado anteriormente, si tiene alguna enfermedad grave, no
vamos a recomendarle una terapia determinada, sino que es usted quien debe
elegir aquella que más lo convenza. Nos contentaremos con decir que, aunque
algunas lo pretendan, no existe ninguna terapia que sea capaz de curar todo
tipo de enfermedades. El hombre siempre tiene libertad sobre su cuerpo, y sólo
él puede y debe decidir su destino, tanto en el plano físico como en el plano
cósmico.
En el próximo capítulo pondremos algunos
ejemplos de enfermedades que servirán para ilustrar mejor el método que le ha
sido explicado para aplicar los tratamientos rosacruces. Pero antes de pasar al
estudio de estos ejemplos, debemos insistir en dos aspectos muy importantes de
la curación metafísica. Se trata de la manera en que deben prepararse, tanto
usted como su paciente, antes de la aplicación del tratamiento. Tal como ya está en condiciones de comprender,
la terapia rosacruz está basada en la energía síquica transmitida a los órganos
o a los tejidos enfermos por medio de los ganglios de la división ortosimpática
del sistema nervioso autónomo. De ello se podría deducir que su eficacia sólo
depende de esta transferencia energética y, por consiguiente, una buena
aplicación de los dedos y una respiración negativa o positiva correcta debería
bastar para curar los trastornos sufridos por cualquier persona. Esta
conclusión es falsa, ya que la curación mística necesita otras condiciones que
son igualmente importantes. Una de ellas es que usted no puede curar al prójimo
si no hace todo lo posible para mantener un perfecto estado de salud, lo que
supone, en primer lugar, que debe comenzar aplicando a su vida las reglas
básicas mencionadas en los primeros capítulos de este libro sobre la manera de
mantener saludable el cuerpo físico, y especialmente, todo lo que concierne a
la higiene alimentaria y respiratoria. En segundo lugar, significa que su
actitud mental y emocional debe ser siempre lo más pura posible. Si cuando
aplica un tratamiento rosacruz su salud física y su estado sicológico dejan
mucho que desear, es evidente que los resultados obtenidos no podrán ser
satisfactorios. Debe comprender que la eficacia de la terapia rosacruz depende,
no sólo de la manera correcta de aplicar el tratamiento, sino también de su
capacidad para mantenerse en armonía con Dios, tanto en el plano físico como en
el mental y emocional. Cuanto más reúna estas condiciones, más posibilidades
tendrá de convertirse en un poderoso medio capaz de canalizar las fuerzas
curativas del universo para mayor provecho de aquellos que las necesitan.
Puesto que uno de
los aspectos de la curación rosacruz corresponde a la transferencia de energía
negativa o positiva que se produce entre usted y su paciente, es importante
que, antes de dar un tratamiento, procure que su propio potencial energético sea
lo más potente posible. Para ello, le aconsejamos, que siempre que pueda, antes
de proceder a dar un tratamiento rosacruz, efectúe uno de los dos ejercicios preparatorios
que vamos a presentarle a continuación. El primero de los ejercicios tiene la
finalidad de acrecentar la polaridad negativa que emana de su mano izquierda,
por lo que, en consecuencia, debe preceder a los tratamientos de estímulos
negativos. El segundo, por el contrario, produce un incremento del magnetismo
positivo que irradia de su mano derecha, por lo que es una buena preparación
para dar tratamientos de estímulos positivos. Además, justo antes de practicar
el ejercicio que más convenga a la situación, le sugerimos que se lave bien las
manos y que beba un vaso de agua. En el anexo de este capítulo encontrará una
ilustración que representa esquemáticamente las posiciones que deberá adoptar
para efectuar estos dos ejercicios preparatorios.
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